Mafalda, Felipe y su padre socialista
En el socialismo el peón es el que va
adelante. En la lucha de clase, contradicción principal del sistema
Capitalista, el obrero se enfrenta al burgués. Es decir que en algún momento,
el rey o la reina desparecen para instalarse un régimen sin Estado y con
igualdad de clases sociales. Es más, estas no existirán más. Los medios de
producción serán del dueño de su fuerza de trabajo, es decir, el proletario.
¿Cómo logrará esto, según Marx? A través de una
revolución que llevará a la Dictadura del Proletariado. Pero, ¿esta es la única
contradicción de la historia? No. Marx
plantea que a lo largo de por lo menos dos Modos de producción
(entendiéndose a esto último como una forma de producir) hay enfrentamientos.
En el Esclavismo, el amo y el esclavo; en el Feudalismo, el Sr. Feudal y el
Siervo.
Este socialismo planteado por Marx (Marxismo),
se le llama también Socialismo científico. Este es contrapuesto al Utópico.
¿Por qué utópico? Porque está condicionado a la buena voluntad del dueño de la
fábrica. Algunos lo pusieron en práctica, Saint Simon, Owen, Fourier, etc. pero
sufrieron el más estrepitoso fracaso. Buscaron eliminar las injusticias y
muchas veces se opusieron a los ociosos que abundaban en la sociedad.
Sacerdotes, reyes, príncipes, soldados, abogados, etc. no deberían cumplir
roles importantes en la sociedad ya que no producen nada. En cambio si yo
mejoro la situación del trabajador este produce más. Para eso, debo eliminar la
competencia y vivir en un régimen de comunidad.
En cambio en el Socialismo científico allí la meta será la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción. Después no será necesario el Estado, que según
Marx, siempre fue funcional al sistema. Se eliminaran las clases sociales
viviendo en un régimen de igualdad absoluta.
Va a ser difícil explicarle a Felipe el régimen
comunista en donde de existir el ajedrez todavía,
imaginaríamos una línea única en donde todos
estemos parados con las mismas oportunidades.
Mafalda, Manolito y su conciencia
Al pequeño Manolito, con toda su
inocencia le sale del alma su condición de burgués cuyo interés es solamente vender
las latas de conservas... aunque hagan daño para la salud.
Porque muchos capitalistas que tienen más
dinero que Manolito tampoco le interesa que lo que este alrededor se
perjudique.
A lo largo de los siglos y antes de la
aparición de la ecología como ciencia, el sistema engendró mugre, enfermedades,
muerte, destrucción, que en muchos casos todavía se mantiene.
Las ciudades que ya eran en el siglo XVIII
focos de enfermedades, se acrecentaron en su condición a causa del consumo
desmedido y la ambición de unos pocos frente a la necesidad de muchos. La falta
de higiene era la tónica general. Materias fecales cerca de los lugares donde
vivía la gente. La basura acumulada, ratas y todo tipo de bacterias y pestes
que se reproducían por doquier.
Sistemas de cañerías mal resueltas, aguas
contaminadas, ausencia de vacunas, empeoraban la situación.
Humos tóxicos, deshechos en el mar, ríos o
arroyos, lugares donde se extraía agua para beber generaban una realidad
negativa para la población en su conjunto.
Todo pensado para aumentar así la producción y
el consumo.
Detrás de ese aumento muchas veces está la
búsqueda de un convencimiento que genera que el individuo viva pensando en eso.
La contaminación llega a nuestro cerebro y no nos funciona la conciencia que
debería regular cuanto necesitamos y cuanto no.
Países subdesarrollados trabajan para una masa
de población cuyo cometido principal es acceder a productos que cada vez duran
menos pero que son publicitados hábilmente utilizando una industria que destina
millones de dólares en convencer a la gente de que lo secundario es básico para
vivir.
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