miércoles, 21 de noviembre de 2012

Mafalda y la historia a través del humor


 Mafalda, Guille y los servicios públicos.








En muchos países del mundo los servicios que son considerados como más necesarios son públicos. Esto significa que no se busca un lucro o beneficio oneroso sino que por el contrario existe la urgencia que llegue al máximo de gente porque de no ser  así se entraría en problemas mayores.
De hecho en Inglaterra ya fueron nacionalizadas varias empresas desde antes de 1945. Churchill nacionalizó los astilleros del Támesis en 1908, mientras que la comisión forestal, la oficina de Electricidad Central, la Corporación Británica de Radiodifusión (BBC), la junta de Transporte de Pasajeros de Londres y las líneas aéreas Intercontinentales fueron creadas  en el período de entreguerras. Después de la guerra se siguió con el proceso. El carbón, la aviación, los caminos, los ferrocarriles, el gas, la electricidad, el acero, son ejemplos.
No obstante, en la década del 80, durante el gobierno de Tatcher ingresaron 100.000 millones de libras por la privatización de algunos servicios. Algo parecido a lo ocurrido durante el gobierno del argentino Carlos Saúl Menem en los ’90.
Muchos de estos servicios en América  Latina fueron traídos por extranjeros emprendedores durante el siglo XIX.
En Uruguay los ingleses cumplieron con ese cometido ya que su experiencia europea les brindaba la posibilidad de invertir dinero en el país y además era de mucha utilidad, en el caso del transporte, por ejemplo, para trasladar materia primas necesaria y productos manufacturados.
La urbanización montevideana en pleno crecimiento incentivó su contratación y la facilidad por parte del Estado para cumplir un fin preciso y necesario para todos.
El telégrafo tuvo su primer tendido en 1866; el primer ferrocarril es de 1869, de un español primero y luego de accionistas ingleses; el alumbrado público con gas en 1853; teléfonos en 1882; la empresa Fynn de aguas corrientes es de 1871 y pasa a manos inglesas en 1879; el alumbrado público en al fábrica inglesa Liebig´s es de 1883.
Fue durante el batllismo que su líder vislumbró la posibilidad de encarar un proceso que comienza a principios del siglo XX y se mantiene hasta la mitad de la década del ’50.
Algunos de esos cambios fueron el Puerto de Montevideo de 1909; la Compañía telegráfica en 1907; el Banco República entre 1911 y 1913; el Banco Hipotecario en 1912; el Banco de Seguros en 1911; Ferrocarriles en 1915 (no monopolio); energía eléctrica en 1912; a este proceso hay que sumarle el ocurrido durante el neobatllismo.
En 1947 y con el fallecimiento de Tomás Berreta, asume el sobrino de José Batlle y Ordóñez, Luis Batlle Berres con los mismos principios de su tío. Es así, que comienza durante su mandato la segunda parte del plan de estatizaciones y nacionalizaciones. Previamente se había creado ANCAP, durante la presidencia de Gabriel Terra, teniendo el monopolio de la refinería de petróleo. No así su comercialización.
Siguiendo con el gobierno de Luis Batlle y mediante un pago de deudas inglesas contraídas durante la guerra, el gobierno se hizo con las empresas de esa procedencia. Estas son la Administración Municipal de Transporte (AMDET) en 1947, la Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE) en 1952, Obras Sanitarias del Estado (OSE) en 1950 y por último la hoy problemática Primeras Líneas Uruguayas de Navegación Aérea (PLUNA).
En Argentina ocurrió por la misma época durante el gobierno de Juan Domingo Perón. También en ese país se critica la forma en la cual funcionan estas empresas. Es así, que Guille protesta por el servicio. Lo cierto que en Uruguay cuando se quiso privatizar mediante un plebiscito, en 1996 la ciudadanía se opuso. Eso sí, el sol sigue siendo un servicio de todos y gratuitos.

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