lunes, 6 de mayo de 2013

Mafalda y la historia a través del humor


Mafalda, Felipe y su padre socialista


En el socialismo el peón es el que va adelante. En la lucha de clase, contradicción principal del sistema Capitalista, el obrero se enfrenta al burgués. Es decir que en algún momento, el rey o la reina desparecen para instalarse un régimen sin Estado y con igualdad de clases sociales. Es más, estas no existirán más. Los medios de producción serán del dueño de su fuerza de trabajo, es decir, el proletario.
¿Cómo logrará esto, según Marx? A través de una revolución que llevará a la Dictadura del Proletariado. Pero, ¿esta es la única contradicción de la historia? No. Marx  plantea que a lo largo de por lo menos dos Modos de producción (entendiéndose a esto último como una forma de producir) hay enfrentamientos. En el Esclavismo, el amo y el esclavo; en el Feudalismo, el Sr. Feudal y el Siervo.
Este socialismo planteado por Marx (Marxismo), se le llama también Socialismo científico. Este es contrapuesto al Utópico. ¿Por qué utópico? Porque está condicionado a la buena voluntad del dueño de la fábrica. Algunos lo pusieron en práctica, Saint Simon, Owen, Fourier, etc. pero sufrieron el más estrepitoso fracaso. Buscaron eliminar las injusticias y muchas veces se opusieron a los ociosos que abundaban en la sociedad. Sacerdotes, reyes, príncipes, soldados, abogados, etc. no deberían cumplir roles importantes en la sociedad ya que no producen nada. En cambio si yo mejoro la situación del trabajador este produce más. Para eso, debo eliminar la competencia y vivir en un régimen de comunidad.
En cambio en el Socialismo científico allí la meta será la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción. Después no será necesario el Estado, que según Marx, siempre fue funcional al sistema. Se eliminaran las clases sociales viviendo en un régimen de igualdad absoluta.
Va a ser difícil explicarle a Felipe el régimen comunista en donde de existir el ajedrez todavía, 
imaginaríamos una línea única en donde todos estemos parados con las mismas oportunidades.

Mafalda, Manolito y su conciencia


Al pequeño Manolito, con toda su inocencia le sale del alma su condición de burgués cuyo interés es solamente vender las latas de conservas... aunque hagan daño para la salud.
Porque muchos capitalistas que tienen más dinero que Manolito tampoco le interesa que lo que este alrededor se perjudique.
A lo largo de los siglos y antes de la aparición de la ecología como ciencia, el sistema engendró mugre, enfermedades, muerte, destrucción, que en muchos casos todavía se mantiene.
Las ciudades que ya eran en el siglo XVIII focos de enfermedades, se acrecentaron en su condición a causa del consumo desmedido y la ambición de unos pocos frente a la necesidad de muchos. La falta de higiene era la tónica general. Materias fecales cerca de los lugares donde vivía la gente. La basura acumulada, ratas y todo tipo de bacterias y pestes que se reproducían por doquier.
Sistemas de cañerías mal resueltas, aguas contaminadas, ausencia de vacunas, empeoraban la situación.
Humos tóxicos, deshechos en el mar, ríos o arroyos, lugares donde se extraía agua para beber generaban una realidad negativa para la población en su conjunto.
Todo pensado para aumentar así la producción y el consumo.
Detrás de ese aumento muchas veces está la búsqueda de un convencimiento que genera que el individuo viva pensando en eso. La contaminación llega a nuestro cerebro y no nos funciona la conciencia que debería regular cuanto necesitamos y cuanto no.
Países subdesarrollados trabajan para una masa de población cuyo cometido principal es acceder a productos que cada vez duran menos pero que son publicitados hábilmente utilizando una industria que destina millones de dólares en convencer a la gente de que lo secundario es básico para vivir.

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